El uno de estos es aquí en México, donde está un montecillo que se llama Tepeaca […] en este lugar tenían un templo dedicado a la madre de los dioses que llamaban Tonantzin, que quiere decir nuestra madre […] y venían a ellos de muy lejanas tierras”.3 Esas indicaciones están confirmadas (o están tomadas de Sahagún) por fray Juan de Torquemada, que, por su parte, escribe: “Y en otro lugar que está a una legua de esta ciudad de México, a la parte del norte, hacían fiesta a otra diosa, llamada Tonan, que quiere decir nuestra madre, cuya devoción de dioses prevalecía cuando nuestros frailes vinieron a esta tierra, y a cuyas festividades concurrían grandísimos gentíos de muchas leguas a la redonda”