Catalina Ginard Féron

Simplemente no había entendido nada a tiempo.

Me tiembla el corazón cuando pienso en mi hija, porque no es lo que se dice una belleza.

Mi hijo puede conseguir lo que se proponga, solía decir mi madre. Hará algo extraordinario en el futuro.

Cuando ya era Bhagwan afirmó: La esperanza es una droga.

una necesidad de escapar de la angustia del ego.

El suicidio —o la total entrega— eran la única alternativa que le quedaba al que comprendía que nada tiene sentido en esta vida.

En 1990, el año en que mi hermano y yo cumplimos diez, el año de mi bikini rosa chillón, en Nueva York hubo 2.245 asesinatos. Y 596 suicidios.

Entre 2000 y 2015, el número de asesinatos en Nueva York descendió enormemente, pero aumentó la cifra de suicidios.

Nueva York sigue teniendo más saltadores que el resto de los Estados Unidos. Ocho veces más, para ser exactos.

Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades —la agencia de salud estadounidense—, una persona que trabaja en Wall Street tiene un cuarenta por ciento más de probabilidades de suicidarse que la media.