Cuando hablamos de hembras y machos, nos referimos a una capacidad que un organismo determinado tiene realmente o, al menos, habría tenido en determinadas circunstancias (por ejemplo, si no se hubiera producido esa alteración concreta o si no hubiera interferido ese factor ambiental concreto). Podemos razonar que, si no hubiera sido por ese factor de interferencia, se habrían producido gametos para este organismo, dado el resto de su funcionamiento interno. Por tanto, sigue siendo una hembra, aunque ahora no produzca gametos grandes.
Esta explicación del sexo no tiene en cuenta los cromosomas. No menciona en absoluto el XY o el XX. Tampoco hace referencia a los caracteres sexuales primarios o secundarios ni a otros rasgos morfológicos (a grandes rasgos: características físicas). Su objetivo es abarcar cualquier especie biológica que tenga una división entre machos y hembras a efectos de reproducción sexual. Estas especies varían en cromosomas y morfologías. Pero lo que todas comparten, según este punto de vista, son dos vías de desarrollo separadas, cada una de las cuales acaba produciendo, si todo va según lo previsto, gametos de un determinado tamaño.