Manchas
La mancha de vino en la camisa
y copas que no se ponen ya.
Se fueron, ausentes de
la última vez de la sorpresa.
Se dan gracias de corazón a las
auroras salpicadas con
insomnios libres del sueño,
las viejas fórmulas
para vivir con la conciencia.
Esta miseria alrededor que pisa
el alma en su pensar y parte.
Qué ruido de cadenas
desdoblándose en el otro y el uno.
La tarde distraída
de su propósito vaga
de norte a sur, a desalientos,
a huérfanos de ser.