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Henning Mankell

  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    La resolución de un crimen casi nunca sigue el ritmo de la vida cotidiana, sino que tiene un ritmo y una vida propios. Sus campanadas deforman el curso del tiempo, haciéndolo detenerse o precipitarse, sin que nadie pueda predecir cómo o cuándo lo harán
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    «No quiero tener que vérmelas con asesinos sin escrúpulos y sin respeto por la vida. No quiero verme obligado a pasarme la vida investigando una violencia que nunca, mientras viva, llegaré a comprender. Tal vez la próxima generación de policías de este país viva otras experiencias, de las que extraer otra visión de su trabajo. Para mí, es demasiado tarde. Nunca llegaré a ser distinto del que soy, un policía más o menos habilidoso de un distrito policial sueco más o menos grande».
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    «Sin embargo, el cuerpo sigue dando latigazos, de modo que, quien no lo sepa, puede creer que sigue viva. Así se puede describir lo que ocurre aquí, en mi país, en mi Sudáfrica. Gran parte de las ideas de antaño que creíamos muertas y enterradas siguen aún con vida. Nuestra lucha no es sólo contra lo que está vivo. También tenemos que combatir lo que se empecina en persistir».
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Nelson Mandela era un buscador, un hombre que gustaba de filosofar y que, mediante la reflexión, lograba la capacidad de decisión y de acción que también poseía. El presidente De Klerk carecía de esta dimensión filosófica. Él iba siempre a la caza de soluciones prácticas cada vez que surgía un problema. Su imagen de la República estaba formada por una serie de realidades políticas cambiantes y un imperativo constante de elección entre lo que era viable y lo que no lo era.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Otra lección: por más que uno lo organice todo, siempre ocurre algo inesperado. Pero precisamente por eso es imprescindible elaborar un plan detallado a partir del cual sea posible improvisar. Sin organización, las sorpresas de última hora son fuente segura de caos y desconcierto.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    La muerte era el último escondite, del que habría de guardarse hasta que no quedase ninguna otra posibilidad de deshacerse de una amenaza insuperable. Siempre había otras escapatorias, aquellas que uno no es capaz de ver al principio, y ésa era la razón por la que el hombre, a diferencia de los animales, tenía un cerebro, para poder ver hacia dentro, y no sólo hacia el exterior. Hacia adentro, hacia los lugares secretos en los que los espíritus de los antepasados aguardaban a poder ser la guía de los hombres en la vida.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    »A mí, songoma, esa superioridad me convirtió en un asesino y me figuro que ésta es la consecuencia última de todo cuanto aprendí de niño, por tener que disminuir día a día. Pues, ¿en qué ha consistido esta distinción entre blanco y negro, esta superioridad falsificada de los blancos, si no en el saqueo sistemático de nuestros espíritus?
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Mañana iniciaré la gran transformación de mi vida», se prometió con una mueca. Siempre dejaba lo más importante para el día siguiente cuando se trataba de su propia vida. Mientras que en el trabajo, se mostraba invariablemente como un tozudo partidario de lo contrario. Lo más importante era lo primero. Es decir, era un alma dividida en dos mitades.
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    «Mi hija también lo traiciona», seguía diciéndose Miranda. «Sin embargo, nuestra traición no es maléfica. Es el clavo ardiendo al que nos agarramos convulsivamente mientras Sudáfrica se consume. La maldad está de su lado, toda entera. Y un buen día, esa maldad lo destruirá. La libertad que disfrutemos no procederá, en principio, del voto que depositemos con nuestras propias manos, sino de la liberación de esas cadenas interiores que nos han mantenido prisioneros».
  • Ana Saenzcompartió una citahace 2 años
    Tenemos en mi país unos parques zoológicos enormes, en los que los animales pueden vivir en libertad. Y tenemos, sobre el mismo suelo, enormes parques humanos cuyos habitantes son prisioneros de por vida. De este modo, las condiciones de vida de los animales son allí mejores que las de las personas.
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