Esa noche Phyllis esperaba a Nicholas con tantas ganas únicamente porque le gustaba ser anfitriona… y porque era un hombre, a fin de cuentas, aunque acabara siendo desmañado y poco atractivo. Le gustaban los hombres, qué se le iba a hacer. Aunque coquetear con Nicholas, de una edad más cercana a de la de su hija, estaba fuera de cuestión.