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Matthew Henry

Citas

Mellkisscompartió una citahace 2 años
Abraham, ni Jacob, ni Judá, ni David, ni Salomón fueron primogénitos según la carne; para mostrar así que la preeminencia de Cristo no se debía a la primogenitura de sus antepasados, sino a la pura voluntad de Dios, que exalta a los humildes, y pone un honor más abundante sobre aquella parte que no lo tiene.
Mellkisscompartió una citahace 2 años
Se mencionan cuatro mujeres, y sólo cuatro, en esta genealogía (además de María); dos de ellas eran originariamente extranjeras en cuanto a los pactos de la promesa (Ef. 2:12). Rahab era cananea, y además prostituta, y Rut era moabita; pero en Jesucristo, en cuanto a la salvación, ya no hay judío ni griego; los que son extranjeros y forasteros son bienvenidos, en Cristo, a la ciudadanía de los santos. Las otras dos, Tamar y Betsabé, fueron adúlteras, lo cual imprimía una marca todavía peor en la humillación que por nosotros asumió el Salvador. Sin embargo, en la mente de Mateo (y del Espíritu Santo), la mención de esas cuatro mujeres habida cuenta de los rumores que correrían sobre la legítima condición del nacimiento de nuestro Salvador (v. el comentario a Jn. 8:19, 41), tenía, sin duda, el objetivo de hacer ver a los lectores que a Dios no le importa la «pura sangre» en la descendencia carnal, sino el nacimiento de arriba (Jn. 1:13; 3:3, 5). Por eso, Jesús tomó sobre sí la semejanza de carne de pecado (Ro. 8:3), y admite a los más grandes pecadores, con tal que crean y se arrepientan, a la más estrecha relación con Él.
Mellkisscompartió una citahace 2 años
¡Cuán bueno es reflexionar correctamente, como hizo José! Si hubiese más deliberación en nuestras censuras y en nuestros juicios, también habría en ellos más misericordia y moderación. Personas de carácter riguroso podrían acusar a José de debilidad en su clemencia, pero la Palabra de Dios nos dice que obró así porque era justo. Era un hombre bueno, religioso, según el corazón de Dios, y por eso, inclinado a la misericordia como lo es Dios, y presto a perdonar como quien ha sido perdonado. Nos viene bien, en muchos casos, ser magnánimos y misericordiosos con quienes están bajo sospecha de haber cometido alguna falta. Hay en nuestra conciencia un tribunal encargado de moderar el rigor de la ley y se le llama el tribunal de la equidad. Hay quienes son sorprendidos —tomados por sorpresa— en alguna falta, y deben ser restaurados con espíritu de mansedumbre (Gá. 6:1).
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