La mejor lectura que narra el cambio de vida en el México actual
He leído este libro 5 veces y cada vez le encuentro nuevas interpretaciones. En esta ocasión: el aspiracionismo de la emergente clase media, su malinchismo y su terrible e increíble misoginia.
Si fuera capaz de releer todos los textos del canon literario mexicano y latinoamericano desde una perspectiva feminista, lo haría con este libro. La recepción de esta novela siempre se ha enfocado en el amor prohibido y prematuro de Carlos, pero se ha limitado a ver a Mariana como un simple vehículo o instrumento que avanza la trama o que provee belleza a las descripciones de infatuación del niño. Sin embargo, la figura de Mariana representa la cruel misoginia que a nivel social y colectivo se ejerce sobre las madres solteras y/o las madres separadas, cosa que debió ser extraordinariamente terrible en los cincuentas. De hecho, todos los personajes, incluyendo al falso padrastro de Jim, son extremadamente violentos hacia Mariana desde toda dimensión posible. El final de Mariana está más que justificado desde esa violencia sistemática y colectivizada que sufre. Mariana no tenía otra manera de salir de su situación ni de que le cumplieran cualquier promesa de bienestar.
Lo triste es que esta faceta de la novela haya pasado desapercibida por tanto tiempo entre la recepción y crítica literaria, dada la cultura también misógina del momento. Los divorcios seguían siendo vistos como la excepción, y el matrimonio como el único estilo de vida legítimo, a pesar de que los hombres tuvieran permitido mantener múltiples familias o cortejar a distintas mujeres. En resumen, la novela logra cuestionarse muchas tendencias culturales mexicanas, como el aspiracionismo estadounidense, la modernización del país, la xenofobia, el clasismo… pero fracasa en siquiera notar el patriarcado machista que sostiene todo ello.
Ahora la canción de Café Tacuba tiene más sentido.