William Shakespeare

El curso de un amor de muerte herido y una ira paterna tan extrema que hasta el fin de sus hijos no ha cedido será en estas dos horas nuestro tema.

Yo siento este amor sin sentir nada en él.

ROMEO Ahí has fallado: Cupido no la alcanza con sus flechas

, Lisandro, tú le has dado rimas y cambiado con ella presentes amorosos; has cantado a su ventana en las noches de la luna con engañosa voz versos de fingido afecto, y has fascinado las impresiones de su imaginación con brazaletes de tus cabellos, anillos, adornos, fruslerías, ramilletes, dulces y bagatelas, mensajeros que las más veces prevalecen sobre la inexperta juventud; has extraviado astutamente el corazón de mi hija y convertido la obediencia que me debe en ruda obstinación. Así, mi benévolo duque, si aquí en presencia de vuestra alteza no consiente en casarse con Demetrio, reclamo el antiguo privilegio de Atenas: siendo mía, puedo disponer de ella, y la destino a ser esposa de este caballero o morir según la ley establecida para este caso.

poco se sabe con seguridad de la vida del más grande

Mas el amor encuentros les procura,
templando ese rigor con la dulzura.
[Sale.]

¿Por qué el amor, de presencia gentil, es tan duro y tiránico en sus obras?

El amor es humo, soplo de suspiros: se esfuma, y es fuego en ojos que aman; refrénalo, y crece como un mar de lágrimas.

un amor de muerte herido y una ira paterna tan extrema que hasta el fin de sus hijos no ha cedido será en estas dos horas nuestro tema.

Si escucháis la obra con paciencia, nuestro afán salvará toda carencia.

[Sale.]

I

— Entran SANSÓN y GREGORIO

ABRAHAN, criado de Montesco