Te di ojos y miraste las tinieblas
Una novela desbordante, llena de historias y personajes malditos más allá del tiempo.
Escondida entre riscos lejanos, en algún remoto lugar de las Guillerías transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, maquis, pilotos de rally, fantasmas, bestias y demonios, la masía Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, y donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Los de Joana, que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita. Los de Bernadeta, a quien le faltan las pestañas y, de tanta agua de tomillo que le vertieron en los ojos cuando era una niña, acabó por ver lo que no debía. Los de Margarida, que en vez de un corazón entero tiene uno de tres cuartos, rabioso. O los de Blanca, que nació sin lengua, con la boca como un nido vacío, y no habla, solo observa. Estas mujeres, y más, hoy preparan una fiesta.
«Una especie de aquelarre prodigioso, una celebración de la sororidad femenina y una recreación de la historia de una familia (y de unas cuantas cosas más) concentrados en un solo punto, una masía remota de las Guillerías donde se suceden las violencias, las celebraciones rituales y los cambios de generación que, al fin y al cabo, configuran cualquier familia y cualquier cultura... Una novela extraordinaria» (Marina Espasa, Ara).
«Un mosaico de jovialidad, humor, luz vitalista y juego escatológico, una farsa carnavalesca... No es menor el grado de eficacia de la autora en el momento de ir distribuyendo los hilos infinitos de las historias que desgrana sin que ni una sola se le escape de las manos y quede huérfana de conclusión» (Ponç Puigdevall, El País).