Dolido por la cantidad de desaparecidos en México, Ramiro dejó sus tareas de arqueología en iglesias y edificios antiguos para buscar bajo tierra, en cuevas, en el agua o en tiros de mina, cuerpos y restos humanos. Es un Indiana Jones que busca rescatar algo aún más valioso: la posibilidad de que alguna familia pueda enterrar a su ser querido.