Carta de amor de Severino Di Giovanni a América Scarfó (Lee Ariel Núñez)

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“Viva la anarquía”. Ésas fueron las últimas palabras que dijo Severino Di Giovanni antes de ser fusilado en 1931 por la dictadura de Uriburu en Argentina. Fue un periodista y obrero italiano, luchador antifascista, víctima del régimen de Benito Mussolini y, por supuesto, anarquista. Protagonizó asaltos espectaculares y atentados con bombas. “Peleó contra la injusticia con propia mano, con todos los medios, aunque caigan inocentes”, lo definió Osvaldo Bayer, que investigó su vida en profundidad para el libro “El idealista de la violencia”.

De todas formas, pese a la persecución, Di Giovanni mantenía viva la polémica con sus compañeros y la escritura de artículos y poemas. Pero el momento más alto de su escritura no está en el debate caliente de ideas sino en sus cartas de amor. Esta es una selección de tres preciosos textos, escritos entre 1928 y 1929, dirigidos a su amada, la adolescente y también anarquista América Scarfó. Lee el actor Ariel Nuñez.

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Amiga mía: tengo fiebre en todo mi cuerpo. Tu contacto me ha atestado de todas las dulzuras.

No puedes jamás imaginar como aumenta el bien en mí, cada vez que te veo. En cambio de apagarse momentáneamente el incendio que me devora, cada uno de nuestros encuentros, cada uno de nuestros coloquios, cada uno de nuestros abrazos no sirven más que para dar alimento a la llama encendida de mi corazón. Y ese alimento consume, devora, quema, arde, arde tanto y no sabe darme ningún bálsamo restaurador, ningún refresco delicioso, ninguno de los tantos minutos de reposo que solo podre anhelar cuando estés junto a mí...

Tus cartas me impulsan tan alto, tanto, tanto, hasta hacerme doler de pura felicidad. Una carta tuya es el compendio de la primavera que me obliga al frenesí, que me empuja al regazo jovial del verde inmenso y me sofoca bajo una avalancha de flores.

Jamás como en estos larguísimos días he ido bebiendo a sorbos los elixires de la vida. Esa vida a la cual es necesario brindarle la elevación exquisita de la rebelión del brazo y de la mente.

Te dije, en aquel abrazo expansivo cuánto te amaba, y ahora quiero decirte cuánto te amaré. Porque el pan de la mente que sabe materializar todas las idealidades elegidas de la existencia humana, nos será la guía más experta para resolver nuestros problemas; y debo decirte con toda la sinceridad de un amigo, de un amante y de un compañero, que nuestra unión será bella y prolongada, gozosa y plena de todos los sentimientos: grande e infinitamente eterna.

Y cuando te hablo de eternidad quiero aludir a la eternidad del amor, a todo aquello que el corazón ha querido, gozado y amado. Porque el amor jamás muere. El amor que ha germinado lejos del vicio y del prejuicio es puro, y en su pureza no se puede contaminar. Y lo incontaminado pertenece a la eternidad.
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Editorial
Epistolar
Series
Epistolar
Año de publicación
2020
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