En los once cuentos de Meditación madre una energía salvaje lleva a las protagonistas al filo del desborde y amenaza con destruirlo todo. El deseo se convierte en obsesión y la obsesión trae consigo la inminencia del desastre. Ana Montes demuestra en este libro que lo cotidiano y lo doméstico contienen también un costado desolador. “Ana escribe como si estuviera pintando uno de sus cuadros: con extrema delicadeza y desparpajo. En esa convivencia de conceptos que parecería improbable, ocurre el destello. Es ahí donde lo radiante también puede ser un agujero negro”. Camila Fabbri