Empleando sus células grises, Poirot necesitará muy poco tiempo para descubrir el misterio que se oculta tras la maldición de la familia Lemesurier, según la cual todos los primogénitos mueren antes de heredar la fortuna familiar. Gracias al detective belga y a Hasting, su fiel compañero, el pequeño Ronald tendrá una oportunidad de salir ileso.