Primero sueño, versos 887-995 (Sor Juana Inés de la Cruz, en la voz de Marina de Tavira)

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ente ilustra luminoso.

Pero de venus antes el hermoso

apacible lucero

rompió el albor primero

y del viejo Titón la bella esposa,

amazona de luces mil vestida,

contra la noche armada,

hermosa si atrevida,

valiente aunque llorosa

su frente mostró hermosa

de matutinas luces coronada,

aunque tierno preludio, ya animoso

del planeta fogoso,

que venía las tropas reclutando

de bisoñas vislumbres,

las más robustas, veteranas, lumbres

para la retaguardia reservando

contra la que tirana usurpadora

del imperio del día,

negro laurel de sombras mil ceñía

y con nocturno cetro pavoroso

las sombras gobernaba,

de quien aun ella misma se espantaba.

Pero apenas la bella precursora

signífera del sol, el luminoso

en el oriente tremoló estandarte,

tocando alarma todos los suaves

si bélicos clarines de las aves,

diestros -aunque sin arte-

trompetas sonorosos,

cuando, como tirano al fin, cobarde

de recelos medrosos

embarazada, bien que hacer alarde

intentó de sus fuerzas, oponiendo

de su funesta capa los reparos,

breves en ella, de los tajos claros

heridas recibiendo,

bien que mal satisfecho su denuedo,

pretexto mal formado fue del miedo,

su débil resistencia conociendo,

a la fuga ya casi cometiendo

más que a la fuerza, el medio de salvarse,

ronca tocó bocina

a recoger los negros escuadrones

para poder en orden retirarse,

cuando de más vecina

plenitud de reflejos fué asaltada,

que la punta rayó más encumbrada

de los del mundo erguidos torreones.

Llegó en efecto el sol cerrando el giro

que esculpió de oro sobre azul zafiro

de mil multiplicados

mil veces puntos, flujos mil dorados,

líneas, digo, de la luz clara salían

de su circunferencia luminosa,

pautando al cielo la cerúlea plana

y a la que antes funesta fué tirana

de su imperio, atrapadas embestían

que sin concierto huyendo presurosa

en sus mismos horrores tropezando

su sombra iba pisando

y llegar al ocaso pretendía

con él sin orden ya, desbaratado

ejército de sombras, acosado

de la luz de la luz que el alcance le seguía.

Consiguió al fin, la vista del ocaso

el fugitivo paso

y en su mismo despeño recobrada

esforzando el aliento de la ruina,

en la mitad del globo que ha dejado

el sol desamparado,

segunda vez rebelde determina

mirarse coronada,

mientras nuestro hemisferio la dorada

ilustraba del sol madeja hermosa,

que con luz juiciosa

de orden distributivo, repartiendo

a las cosas visibles sus colores

iba restituyendo

entera a los sentidos exteriores

su operación, quedando a la luz más cierta

el mundo iluminado, y yo despierta.
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Año de publicación
2021
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