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La profesión vergonzosa (James Laughlin, en la voz de Roque Larraquy)

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Durante años intenté ocultarle a la gente del pueblo que escribía poesía

para que no supieran que era un bicho raro

Yo no quería que los pibes que vienen a comprar en camioneta al almacén cajones de cerveza supiesen que era un maricón

Me pareció prudente dejar de comprar Página y pedirle al diariero que me mandara el Diario Popular.

Una vez que quemaba todos los borradores de mis poemas, recién ahí sacaba la basura,

los chicos meten mano por ahí, los cartoneros son curiosos

Tomaba todos los recaudos

Pero en un pueblo chico no es fácil mantener secretos, todo el mundo conoce a todo el mundo, y se cuentan los chismes cuando van a dar la vuelta al perro

Las cosas comenzaron a precipitarse

Apareció un muchacho con acento porteño y pelo largo y empezó a preguntar por los negocios dónde era la casa del poeta

Después se rompió un caño y el plomero contó que había visto un montonazo de libros apilados en el sótano, algunos en idiomas extranjeros

Al día siguiente vino el jefe de Bomberos Voluntarios, y se hizo el que miraba la instalación eléctrica

Yo me empecé a poner un poco paranoico; el patrullero, que supuestamente tiene que vigilar los caminos rurales una vez por semana, pasó tres días seguidos por la entrada de mi casa

Todo empezó a pudrirse cuando no sé bien cómo un periodista de un diario de la zona escuchó los rumores y escribió una notita: Conocido poeta detenido por exceso de velocidad. Podría revocársele el registro.

Mi vida cambió mucho desde entonces

Nadie se me rió en la calle todavía (mido más de uno ochenta, peso ciento diez kilos, y estoy -para mi edad- en buen estado físico) pero me miran raro

Ya no voy a comprar al almacén porque una nena que se metía el dedo en la nariz me señaló y le dijo algo a la cajera; ahora compro todo en los pueblos vecinos o pido que me manden

Mi vida es diferente ahora que ellos saben que escribo poesía

Pero si piensan que van a lograr que me avergüence y que deje de hacerlo, no saben cómo se equivocan

No estoy contraviniendo ley alguna

Voy a seguir haciéndolo a menos que declaren que soy una amenaza para la sociedad, y que me encierren en algún psiquiátrico

Oí que en el loquero hay un tipo que dice ser Lugones. Seguro que él me entiende y quiere ser mi amigo; podemos recitarnos el uno al otro poemas, si acaso nos prohíben tener papel y lápiz.
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Año de publicación
2020
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